A poco menos de una semana de que haya finalizado la Copa Mundial de Rugby, con actuación histórica y tercer puesto incluido, me senté a, tratar, de analizar la pasión que desató este deporte en el último mes.
Lo que paso con Los Pumas, no fue un hecho aislado, no fue algo raro, ni mucho menos extraordinario. Los desmemoriados, esos que se desesperan cada vez que algo “nuevo” entra en escena, se cansaron de desacreditar la famosa pumamanía. Parecía que les afectaba el negocio. O que, yendo más lejos, les molestaba ver a otra selección, que no sea la del fútbol, destacarse en un Mundial.
El fanatismo Puma, no era ni más ni menos, el mismo fanatismo que despertó la selección de voley, con Marcos Milinkovic a la cabeza, las leonas, con títulos incluidos, la Copa Davis, y la legión de tenistas destacándose en algún que otro torneo o la misma que Emmanuel Ginobili y la gente del básquet lograron, coronación olímpica de por medio.
Lo que paso con Los Pumas, no fue un hecho aislado, no fue algo raro, ni mucho menos extraordinario. Los desmemoriados, esos que se desesperan cada vez que algo “nuevo” entra en escena, se cansaron de desacreditar la famosa pumamanía. Parecía que les afectaba el negocio. O que, yendo más lejos, les molestaba ver a otra selección, que no sea la del fútbol, destacarse en un Mundial.
El fanatismo Puma, no era ni más ni menos, el mismo fanatismo que despertó la selección de voley, con Marcos Milinkovic a la cabeza, las leonas, con títulos incluidos, la Copa Davis, y la legión de tenistas destacándose en algún que otro torneo o la misma que Emmanuel Ginobili y la gente del básquet lograron, coronación olímpica de por medio.
Claro que no sabemos las reglas del rugby, claro que nos enteramos por las transmisiones de los partidos o por las crónicas de los diarios como se cobraba un penal, o que función cumplía un foward pero lo que buscábamos viendo los partidos era exactamente lo mismo que miramos cuando vemos a la selección de fútbol, ver ganar al país al cual representan, al nuestro, a la Argentina.
Eso fue lo que llevo a que miles de personas nos sentáramos a ver un deporte a cual no entendíamos, pero que sentíamos, con pasión. ¿Tanto cuesta entender eso? ¿Será que habrán perdido la pasión? ¿La habrán tenido alguna vez?
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