20 noviembre, 2007

Brillo opacado.

La leí ayer lunes en el Diario Clarín y decidí ponerla como una especie de reconocimiento a alguien que no lo tiene en la medida que lo merece (si bien esta claro que lo tiene).

Como van a leer en este buen articulo del periodista Miguel Ángel Bertolotto, un caño, una gambeta o un gol hacen delirar al publico. Pero el trabajo (el sucio) que Javier Mascherano hace para la selección es indispensable para que lo de arriba hagan lo que saben.

Ese tercer hombre

Por: Miguel Angel Bertolotto


Hay jugadores que deslumbran. ¿Cómo se hace para sacarle la pelota a Messi cuando está lanzado en velocidad? No parece haber manera, salvo que él mismo, por su apuro de querer demostrar todo lo que es en la misma maniobra, se pase de revoluciones. ¿Cómo se hace para evitar que la pegada de Riquelme deposite la número cinco donde quiere su dueño? No hay modo. Ni barrera numerosa ni barrera partida. Ni tres arqueros juntos (Fillol ya no ataja más). El remate-caricia es una ciencia exacta de Román.


Hay jugadores que conmueven. ¿Cómo se hace para que Mascherano deje de correr? Imposible. Corre y corre Mascherano. Corre y traba. Corre y quita. Corre y se raspa. Corre y manda. Corre y no se desordena. Corre y juega (¡cómo juega!). Corre y contagia. Hay más, sin embargo: corre y piensa. Eso: piensa. Entonces, es el primero en darse cuenta de que a Bolivia hay que jugarle por abajo, a un toque, simple y rápido, más si arriba se paran tres puntas. Entonces, prioriza el fútbol colectivo a las odiseas individuales. Entonces, levanta la cabeza, pispea el horizonte y hasta se anima a poner un par de asistencias deliciosas. Entonces, conoce a la perfección los secretos de cada rincón del mediocampo, hasta de los pozos del Monumental, y siempre acierta en la elección de la zona a transitar. ¿Que esta vez se juega con un volante menos de corte? Qué le importa a Mascherano. Si él corre por todos.


La gente entrega su admiración, a garganta abierta, por el indomable Messi y por el sapiente Riquelme. Y le regala a ellos dos las ovaciones más estridentes del sábado. ¿Quién es el que sigue en el aplausómetro? Mascherano, por lejos. El silencioso Mascherano que hace ruido con su forma de entender el fútbol, de jugar al fútbol. Un alarido por su solidaridad para ayudar al compañero. Y otro más por ese pique para recuperar la pelota perdida. Y uno por tirarse a los pies sin que se le caigan los anillos. Y éste por cambiar de frente como si fuese Riquelme. El estadio también se llenó de alaridos por Mascherano.


El lugar común dice que no existen los imprescindibles. Basile no cree en esa frase: para él, Riquelme y Messi son imprescindibles. El tercer imprescindible es Mascherano.

1 comentario:

Viaje al sol dijo...

Buenas... llegue a tu blog a travez de DrLekter, habia pasado algunas veces antes pero queria dejar constancia. Elegi este post porque no puedo conincidir mas con vos. Yo personalmente soy fanático de River y estoy futbolisticamente enamorado de Masche, lo tengo mas idolo que dalessandro, saviola, gallardo...

Nunca voy a olvidarme de su ultimo partido en River: Fue el partido de vuelta contra San Pablo por las semifinales de la Copa. Habiamos sido goleados en Brasil y teniamos qe hacer un milagro. Iban 40 minutos del ST, teniamos que meter tres goles y sin embargo el corria a cada jugador como si lo que tuviese en los pies fuera la cabeza de su madre. Es increible como se puede querer tanto a un club, pero prinicpalmente al futbol. Mascherano es, por lejos, el jugador mas importante de esta seleccion junto con Riquelme. La seleccion son ellos dos.

Te dejo un saludo y te felicito por el blog ;)